viernes, 14 de febrero de 2014


LA VOCACION ES UN LLAMADO DE DIOS

 
La vocación cristiana es sobrenatural. Es el mismo Dios quien nos llama.

Para responder a la vocación es necesario saber por quién se es enviado (la autoridad que nos respalda es Cristo), para qué se es enviado (objetivo: comunicar la gracia a todos para que se salven) y en calidad de qué se va (Laico, sacerdote, religioso, etc.).

1.    La vocación primaria y fundamental es a ser hijos de Dios:

·         “a todos los que la recibieron (a la Palabra) les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre” -Jn 1,12.

·         “recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abba, Padre!” -Rom 8, 15.

·         "constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos, Jesucristo Señor nuestro -Romanos 1,4

2.    vocación a participar en la naturaleza divina por toda la eternidad:

·         “nos han sido concedidas las preciosas y sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes de la naturaleza divina” -2 Pe 1, 4.

·         “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo” (Jn 17, 3).

3.    vocación a ser una nueva creación. Capaces de renunciar al pecado y actuar en el amor y la verdad:

·         Por tanto, el que está en Cristo, es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo. -II Corintios 5,17

4.    La vocación a la nueva vida de hijos de Dios solo es posible por los méritos de Jesucristo. Es por gracia de Dios.  Nadie puede conferirse a si mismo la gracia.

·         y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, -Romanos 3,24

·         “No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca...”  -Jn 15, 16.

5.    La vocación requiere nuestra colaboración, unir nuestra voluntad a la Voluntad Divina:

·         Hay que recibirla: “a todos los que la recibieron les dio poder" -Jn 1,12.

·         Hay que dar frutos y perseverar: "para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca...”  -Jn 15, 16.

·         “He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad” (Heb. 10, 5.7).

6.    Dios llama al inicio (nos precede) pero también nos sostiene en todo el camino y siempre:

“Ciertamente nosotros trabajamos también, pero no hacemos más que trabajar con Dios que trabaja. Porque su misericordia se nos adelantó para que fuésemos curados; nos sigue todavía para que, una vez sanados, seamos vivificados; se nos adelanta para que seamos llamados, nos sigue para que seamos glorificados; se nos adelanta para que vivamos según la piedad, nos sigue para que vivamos por siempre con Dios, pues sin él no podemos hacer nada. (S. Agustín)

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